Cada cierto tiempo, la Iglesia Católica nos ofrece una ocasión especial para detenernos, mirar hacia nuestro interior y volver a comenzar con un corazón libre de dudas y preocupaciones. Hablamos del Año Jubilar, un tiempo de gracia, perdón y reconciliación que tiene un profundo significado espiritual y que transforma la vida de muchas personas que lo viven con fe.
¿Qué significa exactamente un Año Jubilar?
El término “jubilar” proviene del hebreo yobel, que hacía referencia al cuerno de carnero con el que se anunciaba en Israel el año santo, celebrado cada cincuenta años según la Ley mosaica. En él se perdonaban las deudas, se liberaban a los esclavos y se devolvían las propiedades a sus dueños originales. Era un tiempo de justicia, misericordia y nuevo comienzo.
La Iglesia Católica instauró su propio Jubileo en el año 1300, por iniciativa del Papa Bonifacio VIII. Desde entonces, los Años Jubilares son momentos en los que se invita a todos los fieles a una profunda conversión del corazón, con el objetivo de obtener la indulgencia plenaria.
¿Cuándo se celebra un Año Jubilar?
Existen dos tipos de Jubileos:
Jubileo ordinario: Tiene lugar cada 25 años. El último fue el Año Santo de 2000, convocado por San Juan Pablo II. Este año 2025 se está celebrando de nuevo, con el lema “Peregrinos de la Esperanza” como bandera principal.
Jubileo extraordinario: Se convoca en ocasiones especiales por decisión del Papa. Un ejemplo fue el Jubileo de la Misericordia en 2015-2016, impulsado por el Papa Francisco.
Ambos tienen el mismo valor espiritual, aunque el ordinario sigue la tradición de celebrarse cada 25 años.

¿Para qué sirve vivir un Año Jubilar?
Un Año Jubilar sirve como una invitación a reencontrarse con Dios. Es un tiempo en el que la Iglesia abre con más fuerza la puerta de la misericordia y nos recuerda que siempre es posible empezar de nuevo, sin importar los problemas o pecados que carguemos en nuestra mochila personal.
Durante el Jubileo se concede a los fieles la indulgencia plenaria, es decir, el perdón total de los pecados ya confesados. No se trata solo de borrar el pecado, sino también las consecuencias espirituales que deja en el alma.
Pero no basta con pedir la indulgencia: hay que prepararse con sinceridad. Para obtenerla, se deben cumplir estas condiciones:
Confesión sacramental
Comunión eucarística
Oración por las intenciones del Papa
Visita a una iglesia jubilar o paso por la Puerta Santa (cuando está disponible)
El símbolo de la Puerta Santa
Una de las imágenes más representativas del Año Jubilar es la Puerta Santa, que se abre en las cuatro basílicas mayores de Roma y, por mandato del Papa, en muchas otras catedrales del mundo.
Esta puerta solo se abre durante el Año Santo, y atravesarla es un acto profundamente simbólico: representa el paso del pecado al perdón, de la oscuridad a la luz, de la rutina a una vida renovada por la gracia.
Muchos peregrinos llegan de todas partes del mundo solo para vivir ese momento. Es una experiencia que transforma, emociona y deja huella en todos los creyentes y peregrinos que la viven.

¿Cómo vivir el Año Jubilar en la vida diaria?
Aunque es habitual asociar el Año Jubilar con peregrinaciones, viajes y celebraciones, su verdadera esencia se puede vivir también en lo cotidiano.
Aquí algunas formas de hacerlo:
Reconciliándote con alguien con quien estés distanciado.
Volviendo a la confesión después de mucho tiempo.
Participando más activamente en la vida de tu comunidad parroquial.
Dedicando tiempo a obras de misericordia, tanto materiales como espirituales.
Regalando tu tiempo o pulseras bordadas a quienes más lo necesitan.
El Jubileo de 2025: un camino de esperanza
El Papa Francisco convocó el Jubileo del año 2025 bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”. Un lema que no ha sido escogido al azar: después de los tiempos difíciles vividos por la pandemia y las crisis sociales y políticas, la Iglesia quiere ofrecer un mensaje claro al mundo: Dios no abandona a su pueblo.
Durante este Año Jubilar se espera una gran participación de fieles de todos los rincones del planeta. Se organizarán actos especiales, encuentros, confesiones, procesiones y celebraciones litúrgicas que buscarán renovar la fe de millones de personas.
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